- Saber de qué estás hablando. Si no conoces el producto o servicio estarás condenado a confiar cada vez más en los adjetivos. Un error en los textos persuasivos.
- Recordar quién está hablando. Y son las marcas, los productos y servicios que representamos los emisores de los textos persuasivos.
- No olvidar con quién estás hablando. Ten en mente siempre que tu consumidor es más inteligente y prudente que tú y son los receptores de los textos persuasivos.
- Expresar el valor y los beneficios de una marca mediante descripciones escritas o verbales.
- Evitar los vocablos excesivamente novedosos, el exceso de siglas, las palabras en idiomas extranjero (salvo que sea imprescindible), las palabras excesivamente cultas.
- Convierte la comunicación asequible para cualquiera y para eso siempre serán preferibles:
- las frases breves a las largas,
- omitir las palabras sobrantes y prescindir de lo innecesario,
- optar por palabras cortas frente a las largas,
- utilizar la puntuación porque un texto mal puntuado es difícil de entender.
- A los textos publicitarios el público les dedica muy poco tiempo, por lo tanto, ese texto persuasivo debe ser fácil de leer. La brevedad en una gran virtud.
- Los textos persuasivos deben seguir la regla de informar, sugerir y persuadir.
- El éxito de un producto o servicio está vinculado al conocimiento de marca. La marca es una respuesta al quién eres, cómo te llamas. Una marca es de lo más valioso que un producto o servicio puede tener. Convierte la marca en el sujeto del texto persuasivo.
- El lenguaje publicitario es la diferencia entre lo que gusta y lo que se desea. Un lenguaje humano, cercano, impregnado de experiencias populares.
- El contenido es importante, pero al título hay que dedicarle tiempo. Los usuarios medios tienen una atención muy limitada y además compites con millones de textos persuasivos.
- El título tiene que cumplir las expectativas porque un buen título acompañado de un contenido pobre causa una mala imagen (piensa en los clickbait)
- Comienza y termina fuerte el texto persuasivo. El título es importante pero el final es lo que retiene el lector.
Autora: Mónica Novo Alves.